La adopción de la energía solar en las viviendas de España sigue siendo muy escasa, como demuestran los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que revelan que tan sólo un 0,9% de los hogares disfrutan de esta tecnología. Con estos datos, no sorprende que ni siquiera el INE distinga entre la energía solar térmica (únicamente dirigida para calentar el agua) y la fotovoltaica (para generación de luz). Sí hace la distinción, en cambio, el Código Técnico de la Edificación (CTE), en vigor desde 2006, que de hecho obliga a las construcciones de obra nueva a implantar la energía solar térmica. Una medida que, si bien se concibió para impulsar la adopción de las energías renovables, podría no tener en todos los casos los efectos positivos esperados.
Nuria Martín, investigadora titular del CIEMAT, señala que "el CTE es muy conservador en lo que a la energía fotovoltaica se refiere, ya que sólo afecta a determinados edificios del sector terciario, a partir de una superficie mínima construida. El CTE no exige la instalación en viviendas de paneles fotovoltaicos".
En este sentido, una de las primeras apreciaciones que los expertos realizan es que el café para todos no es la mejor de las medidas, puesto que el consumo de energía para obtener agua caliente en un edificio de oficinas o una nave industrial no es comparable con el de una vivienda, donde el consumo de agua caliente se dispara, tal y como apunta el jefe del Servicio de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, Jorge Romea.
Nuria Martín, investigadora titular del CIEMAT, señala que "el CTE es muy conservador en lo que a la energía fotovoltaica se refiere, ya que sólo afecta a determinados edificios del sector terciario, a partir de una superficie mínima construida. El CTE no exige la instalación en viviendas de paneles fotovoltaicos".
En este sentido, una de las primeras apreciaciones que los expertos realizan es que el café para todos no es la mejor de las medidas, puesto que el consumo de energía para obtener agua caliente en un edificio de oficinas o una nave industrial no es comparable con el de una vivienda, donde el consumo de agua caliente se dispara, tal y como apunta el jefe del Servicio de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, Jorge Romea.
Seguir Leyendo...
Y es que el caso de este ayuntamiento se erige como uno de los más pioneros, puesto que ya en 2004, dos años antes de la llegada del CTE, sus ordenanzas municipales ya primaban la adopción de la energía solar en las construcciones de obra nueva. La principal diferencia reside en que se potenciaban ambas tecnologías, sin obligar a implantar una específica. La iniciativa tuvo éxito, hasta el punto de que de 2004 a 2006, en las 1.665 nuevas construcciones, 963 tuvieron energía fotovoltaica, frente a las 702 térmicas.
Si embargo, con la entrada en vigor del Código, todas las construcciones de obra nueva únicamente han implantado la energía solar térmica. La lectura que realiza Romea es clara: "Nos han cerrado una de las puertas que teníamos abiertas".
Burocracia
Sin embargo, donde mayor énfasis pone Romea a la hora de ver los efectos negativos de la legislación es la burocracia. Según Romea, "el nuevo decreto ha complicado enormemente los procesos burocráticos, lo que entorpece su tramitación".
La investigadora del CIEMAT indica que "este sector atraviesa un mal momento, en parte debido a este último decreto" hasta el punto de que la Asociación de la Industria Fotovoltaica ha solicitado al Ministerio de Industria una modificación de las reglas, con el fin de acabar con la incertidumbre en el sector.
Martín explica que "en España, el marco legal de los últimos años ha sido muy favorable para la conexión de sistemas fotovoltaicos a red, pero ha fomentado sobretodo las grandes plantas fotovoltaicas y no los edificios fotovoltaicos".
Fuente: Público
Si embargo, con la entrada en vigor del Código, todas las construcciones de obra nueva únicamente han implantado la energía solar térmica. La lectura que realiza Romea es clara: "Nos han cerrado una de las puertas que teníamos abiertas".
Burocracia
Sin embargo, donde mayor énfasis pone Romea a la hora de ver los efectos negativos de la legislación es la burocracia. Según Romea, "el nuevo decreto ha complicado enormemente los procesos burocráticos, lo que entorpece su tramitación".
La investigadora del CIEMAT indica que "este sector atraviesa un mal momento, en parte debido a este último decreto" hasta el punto de que la Asociación de la Industria Fotovoltaica ha solicitado al Ministerio de Industria una modificación de las reglas, con el fin de acabar con la incertidumbre en el sector.
Martín explica que "en España, el marco legal de los últimos años ha sido muy favorable para la conexión de sistemas fotovoltaicos a red, pero ha fomentado sobretodo las grandes plantas fotovoltaicas y no los edificios fotovoltaicos".
Fuente: Público
0 comentarios:
Publicar un comentario